Hablamos de incontinencia urinaria (IU) cuando se pierde orina de forma involuntaria y objetiva, produciéndose esto en un momento y lugar no adecuados, y en cantidad o frecuencia suficiente como para que suponga un problema higiénico, social y psíquico para la persona que la sufre, así como una posible limitación de su actividad y relación.
Aunque en sí misma la incontinencia de orina no es más que un síntoma, en los mayores con frecuencia adquiere dimensión sindrómica, por su gran trascendencia individual, social y hasta económica, precisando de un importante consumo de recursos y por ende, originando un no despreciable gasto sanitario.
Para hacernos una idea de lo anterior, referimos los datos de la última guía de la Agencia Americana para Investigación y Políticas de Cuidados de Salud (AHCPR), que sitúan el coste de los cuidados de la IU en pacientes institucionalizados en 5.2 billones de dólares.
Debe diferenciarse la IU de la sensación de «periné húmedo», originado por otras pérdidas (sudor, flujo vaginal, rectal…), no siempre claramente objetivables.
¿A quién afecta?
Aunque la IU es un síntoma frecuente que acompaña a muchos procesos, y afecta a todo el rango de la población, con diferencia es más común entre los niños y los mayores, sesgándose su distribución a favor de las mujeres si tenemos presente el sexo. Cuando corregimos los casos de IU por enfermedad padecida, será entre los que padecen procesos de tipo neurológico, fundamentalmente, en los que se presente con más frecuencia.
No está claramente definida la prevalencia de esta patología, difiriendo notablemente en función de la población estudiada, su ámbito o el concepto de IU asumido para su cuantificación. De los diferentes estudios, se establece aproximadamente que entre un 10-20% de los mayores de 65 años podría padecerla; cifra que se elevaría hasta un 35-40% si nos refiriéramos al ámbito hospitalario. La mayor prevalencia se encuentra en aquellas unidades en donde la estancia es mayor, y sobre todo en las instituciones residenciales, alcanzando en algunos estudios hasta el 62%, relacionándose éstas entre otras cosas con la mayor edad, así como por el tipo de patología predominante en estos centros.
Cuando nos referimos a la IU transitoria, la prevalencia aumenta notablemente, alcanzando valores de hasta el 35% en al ámbito ambulatorio (tal vez estas cifras podrían incluso estar infravaloradas por la frecuente falta de demanda por el propio anciano y por la poca búsqueda activa de esta patología por parte de los profesionales), y de hasta un 50% entre los mayores en régimen hospitalario. Algunos estudios llegan a considerar hasta un 70% de prevalencia de la IU en la población general, si se consideran criterios urodinámicos convirtiéndose, sin duda, en el síntoma más frecuente del aparato urogenital entre los mayores. En general, en el mayor, la IU de mayor frecuencia de aparición es la incontinencia por inestabilidad del detrusor.
Tipos de incontinencia urinaria
Teniendo presente la disposición anatomo-fisiológica anterior, y dependiendo de su momento de aparición, encontraremos distintos tipos de IU:
1.- IU aguda, transitoria o reversible
Es de comienzo repentino. Asociada a trastornos agudos; cede a la remisión de éstos.
2.- IU crónica o persistente
• IU de esfuerzo o de estrés: Se produce con maniobras de valsalva (tos, reír, estornudo, levantar pesos, andar…), al aumentar la presión intravesical, transmitida por la presión intraabdominal, superándose la resistencia del esfínter uretral. Suele asociarse a pérdida del ángulo uretro-vesical. Es la forma de IU más frecuente en la mujer, iniciándose generalmente durante la etapa reproductora.
• IU de urgencia: Acontece tras un deseo urgente e irresistible de orinar, siendo incapaz de retener la orina una vez que se percibe que la vejiga está llena. La micción es de escaso volumen. Se produce por contracciones del detrusor que superan en intensidad la presión intrauretral. Esta forma de IU es la más común en el anciano. Según el origen de estas contracciones, encontraremos:
1.- IU por inestabilidad motora del detrusor. Se produce una contracción involuntaria del músculo detrusor, o espasmo muscular.
2.- IU por inestabilidad sensitiva del detrusor. El detrusor se contrae por estímulos irritativos externos de la pared vesical.
3.- IU neurógena hiperrefléxica, en la que se alteran los mecanismos de control neurológico de la micción.
4.- IU de rebosamiento: La vejiga permanece siempre llena (residuo postmiccional patológico constante), perdiéndose pequeñas cantidades de orina, pues la presión de volumen de llenado intravesical se mantiene mayor que la presión intrauretral, aunque no exista actividad del detrusor. Es más frecuente en el varón, asociándose muchas veces a crecimiento prostático. Cuando se afecta la segunda motora, se conoce como IU neurógena arrefléxica.
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5.- IU funcional: Se experimentan episodios de pérdida de orina sin ser incontinente, al presentar limitación para acceder al lugar adecuado para miccional.
6.- IU mixta: Coexisten dos o más tipos de incontinencia.
7.- Otras: IU total, con ausencia de control de la micción, ocasionando pérdida continua de la orina; Enuresis o micción nocturna, de predominio en los niños; Polaquiuria, o necesidad de orinar con mayor frecuencia.
Más información: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/urinary-incontinence/symptoms-causes/syc-20352808